Rock duro en Twickenham

Inglaterra vence con contundencia 24-12 a Irlanda en la tercera jornada del 6 Naciones

Los primeros 10 minutos mostraron lo que iba a ser el encuentro. Empuje inglés por el centro con los irlandeses aguantando el tipo esperando sumar en escarceos puntuales. En el minuto 7 ya había ensayado por medio de George Ford, tras fallo de Jonathan Sexton en pelota en bote en su zona de marca.

Simple anécdota ya que el ensayo reflejaba la superioridad local que tenía a los visitantes incrustados en su portería. La delantera de los primeros dominaba con un activo Sinckler, mientras que Itoje, Kruis y Lawes se mostraban imperiales. Ni Toner ni Ryan, equiparables en kilos, podían con el físico de los ingleses que avanzaban metros sin remisión.

La primera parte acabaría con 17-0 tras el ensayo de otro de los destacados, Elliot Daly, en jugada similar a la de la primera anotación. Un golpe a palos de Owen Farrell completaría el monólogo.

Intento irlandés en la segunda parte

Irlanda arranca con furia y consigue recortar distancias con marca para Robbie Henshaw. Y es durante los minutos que van del 50 al 60 donde se decide el encuentro. El equipo local va de nuevo ganando terreno hasta que Luke Cowan-Dickie zanja el partido en el 60 colocando el 24-5 (tras transformación) en jugada que demuestra, de nuevo, la superioridad física del 15 de la Rosa.

24-12 final tras ensayo postrero de Porter que sitúa a los dos equipos empatados en la segunda posición, con lo que Francia se coloca a un paso de ganar sus primer 6 Naciones en 10 años. Dos jornadas apasionantes pendientes, para confirmar el final de la hegemonía británica e irlandesa de la última década.

El león asfixia al dragón

Suráfrica vence (19 – 16) a Gales en un igualado partido y se enfrentará a Inglaterra en la final del Mundial

Acabó imponiéndose el equipo africano en un partido muy físico, que, como se esperaba, se decidió en el centro del campo. Desplegaban su potencia física los de Erasmus en la primera parte mientras Gales avanzaba con patadas bombeadas; si el balón está en el aire, no te estás pegando por él en el ruck, y cada segundo de ahorro físico era clave para los rojos. Echaron mucho de menos a Liam Williams, el “Espreso de Swansea” aporta creatividad y rapidez desde la posición de fullback. Y en un partido de estas características, un matiz técnico puede decidir.

Comenzó el intercambio de golpes y nos encontrábamos igualados a 9 al inicio de la segunda parte. Aquí empieza la fiesta. Suráfrica sustituye a 5 delanteros, las dos primeras líneas al completo. Declaración de intenciones que acaba con ensayo de de Allende en el minuto 57. El equipo verde entra como elefante en cacharrería por el flanco izquierdo y acaba marcando.

Como si hubiera estado esperando esta señal, el equipo de Gatland se suelta y empieza a percutir sin descanso en la yarda 5 contraria. En un ejercicio de descaro, eligen melé en lugar de una facilísima patada a palos, que acaba en el ensayo del velocísimo Josh Adams pegado a la banda izquierda. Conversión de Halfpenny y empate para encarar los últimos 10 minutos de partido. 

Erasmus tenía el partido donde quería, empate y balón de Gales. No le interesa el balón, le interesa marcar. Los delanteros de refresco verdes consiguen desactivar el empeño rojo y, entre la confusión, aparece Faf de Klerk para manejar los últimos minutos a su antojo. Lleva el balón a la esquina izquierda galesa en una patada en paralelo a la banda tras arrancada, donde provoca que suceda todo lo que sucedió en los últimos minutos de partido; incluida una patada a palos de Pollard que clava el 16 – 19 final. 

Victoria y pase a su tercera final, donde buscará hacerse con la Copa Webb Ellis por tercera vez y frente a Inglaterra. Partidazo.

Unas veces te comes al oso…

Inglaterra vence a Nueva Zelanda (19 – 7) en las semifinales del mundial en un partido histórico

Y esta vez Inglaterra se comió al oso. La primera imagen del partido con los ingleses rodeando en cuña a los neozelandeses mientras ejecutaban su haka, fue un avance de lo que ocurrió durante los 80 minutos. Salida en tromba, agresividad máxima (bien entendida) en defensa, y juego a la mano eléctrico. Éstos fueron los ingredientes que hicieron que en el primer minuto del partido, los ingleses anotaran su único ensayo a través de Manu Tuilagi.

A partir de ahí, Eddie Jones planteó un partido físico en el que los de negro no encontraban camino por el centro. La ola blanca desviaba a la manada negra hacia el lateral izquierdo, donde eran emboscados por Anthony Watson y los apoyos que llegaban instantáneos. El plan les estaba saliendo. 

Nueva Zelanda se iba estirando en tramos de 10 minutos. En el minuto 10 pisó el reino, y en el 20, su primer encadenado para llamar a la puerta de Westminster. La guardia real los desvió de nuevo a la izquierda.

Iban pasando los minutos y la primera parte terminó con una conversión de golpe de castigo de George Ford. Los isleños esperaban sumar puntos antes del descanso. Otro golpe a la mandíbula del oso.

La segunda parte básicamente transcurrió de la misma manera. Chispazos motivados por las transfusiones de los cambios, que capitalizaron en un ensayo de Ardi Savea, pero poco más. No siempre la culpa la tiene Aaron Smith. El marcador se apretaba, pero mientras los All Blacks sufrían durante 60 minutos para marcar sus primeros puntos, George Ford iba clavando conversiones regularmente hasta el 19 – 7 final.

Partidazo mañana en la otra semifinal (Gales – Suráfrica) para ver si la semana que viene toca safari o visitar el pub.