Ernesto, ¿qué cambió del año pasado para que te despidan yendo líder en Liga y Champions? ¿Por qué antes les gustabas y ahora no? Josep Maria, ¿qué cambió para precipitar la salida del entrenador que te gestiona los últimos años de tu astro, mientras no deja de ganar títulos? Leo ¿qué cambió para que releven a tu míster, ése que te rodea de 10 atletas de fondo para que puedas fulminar al rival en tus dos jugadas? Gerard, ¿qué cambió para que un caballero de formas exquisitas como Valverde, reciba un súbito desprecio en forma de cese? Zinedine, ¿tú sabes qué pasó?
Pues sí, Zizou lo sabe. La única diferencia entre el año pasado y éste para el barcelonismo, es que su máximo rival ha recuperado la competitividad. Y en lugar de acometer una transición razonable en verano, con tiempo para que el nuevo entrenador pueda trabajar su estilo, y margen para dar las gracias al antiguo, presenciamos una situación que más se parece a una viñeta de Ibáñez, que a una gestión ejecutiva de una entidad del máximo nivel.
Mal hacen los grandes equipos en caer en las tentaciones que te coloca la presión del gran rival. Y, por extensión, tomar decisiones atropelladas y equivocadas, que vienen motivadas por una situación externa a tu club y que te hacen perder el foco del objetivo que buscas, que es simple y llanamente mejorar tu equipo.
14/01/2020, Manuel Galera